De Barranquilla a Barcelona Parte I*
Por Carlos Soto
“Mira ve; esas son las cuchilladas del río sobre el mar”
Señalaba las aguas revueltas de la desembocadura del Magdalena sobre el mar Caribe mientras le decía estas palabras a Brooke. Estaba con ella y con mi papa en “la punta” pescando, tomando el sol, turisteando, remembrando, tomando fotos… esas fueron de mis ultimas horas en la ciudad que cumple sus primaveras en primavera.
Temprano salimos de mi casa en San José luego de llegar mi gran amiga. Un LADA de esos “resistentes” nos llevó camino a Las Flores. Lluvia y amanecer se juntaron ese dia para recibir a tres caminantes del tajamar más; tres optimistas pescadores, uno de mojarras y dos de sueños. A nuestra llegada mi imagen no correspondía a lo que yo recordaba de hace ya varios años; “la punta” había cambiado.
Desde aquella extremidad de Baranquilla se podía ver una muestra de la identidad de la ciudad. Ambiente húmedo de mar y de río; monte donde solo debería haber arena; playa de arena negra perla y aguas refrescantes; mosquitos hambrientos y escamas recién desprendidas sobre el suelo; ferrovia de crecimiento, herrumbre de descuido y piedra que para perdurar; nylon pescando submarino y acero flotando; en fin. Desde aquella extremidad pensé en lo que dejaba, en lo que me había construido. No llevo dos años fuera de Barranquilla pero quisiera tener su edad viviendo – y habiendo vivido - siempre en ella.
*La segunda parte antes
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