Asi los conocí.
Por Carlos Mario Soto

Ahora que me toca escribir algo puntual no se me viene nada a la cabeza. Seguro que tengo más que decenas de anécdotas para remembrar; mas ahora no puedo teclear ninguna en concreto. Así que entonces, escribiré cómo conocí a los elementos del grupo copera, o grucopera, como yo lo llamo.

Soy parte del grupo copera por la asociación de una serie de muchos eventos diversos y aun en curso, así que solo diré unos cuantos. Conocí a David en la Universidad del Norte en Barranquilla mientras hacíamos nuestros proyectos de fin de estudios, yo de ingeniero y David de maestría y, por cosas de la vida, fuimos elegidos para un mismo programa de estudios en Barcelona. Una vez en la capital catalana, conocí a Mauricio gracias al fútbol y a David. Mauricio, por su ya reconocido dinamismo, nos invitó a David y a mí a bailar cumbia, garabato y fandango en la Rua del Carnaval de Sants. Allí, por encima de los vueltiaos y las caras blancas se podía ver “monocuqueando” a Alejandro y Hesler. Más tarde apareció en casa de Mauricio un pelao con el mismo hablao de él (o casi) y apodado “Cheo” quien resultó ser Juan Carrillo, el hermano de Mauricio. Por último, con Mauricio otra vez, fuimos a casa de Alejandro quien tenía de huésped un “man” quien luego de recitar lo bien que jugaba dominó, me dio una limpia en un chico. Hasta ahí bien, cumplió, lo malo es que yo era su compañero. Este “man” se llama Sergio, vino a veranear a Barcelona y se quedó por lo menos en espíritu porque ese fue un “cipote de verano”.

Juntos, o más bien separados, formamos la nueva ola de la costeñidad colombiana en Barcelona. Y digo nueva porque hubo quien se nos había adelantado; de este lado del charco siempre se puede encontrar gente costeña…

PD: Es una lástima que no se me ocurra una anécdota ahora pero cuando se me ocurra la escribiré en un papelito “pa’ que no se me obbide”.