Por David Pino
A Mariana, Elena, Vilma y Beatriz
Yo era muy pequeño entonces para recordarlo pero, según me lo han contado, cuando empecé a hablar llamaba a mi mamá como Tiz, que era un intento por decir Beatriz. La palabra “mamá” estaba reservada solo para mi abuela, a quien casi todos los habitantes de la casa la llamábamos así. Y en efecto es porque yo soy el hijo mayor de la hija mayor de de mi abuela, y durante mis primeros años viví en su casa reinando como el primer y único bebe de la familia entonces. Me crié identificando la figura materna no solo en mi mamá y mi abuela por supuesto, sino también en mis tías Vilma y Elena.Pero tantas figuras maternas a mi alrededor nunca me confundieron. Con escasos dos o cuatro años yo tenia claro que Tiz era mi madre, y me reservaba ciertas roles de crianza que por ningún motivo aceptaba que fueran atendidas por alguien diferente a Tiz, como peinarme o darme el tetero, entre muchas otras.
Y si un niño en mi tierra puede ser "hijo" de varias madres, por supuesto que una madre también puede tener muchos "hijos de paso". Mis propias tías y madre tuvieron cierto entrenamiento antes de mi llegada a este mundo. No era raro que muchos niños de la cuadra pasaran por sus brazos y recibieran "atención materna" de ellas, por unas horas o por una tarde. Fue y ha sido así antes y después de mi nacimiento. En el caso de mi madre, ella tiene y proyecta una figura maternal tal que no es difícil que algún niño le llame mamá después de algunas horas de conocerla. Son esas las madres de mi tierra, como Mariana, Elena, Vilma y Beatriz, que no solo tienen suficiente amor para sus hijos, sino que esta dispuestas a compartirlo con otros, a cuidar el hijo del vecino, a criar el sobrino, el nieto, o hasta darle el seno al hijo ajeno.
Yo era muy pequeño entonces para recordarlo pero, según me lo han contado, cuando empecé a hablar llamaba a mi mamá como Tiz, que era un intento por decir Beatriz. La palabra “mamá” estaba reservada solo para mi abuela, a quien casi todos los habitantes de la casa la llamábamos así. Y en efecto es porque yo soy el hijo mayor de la hija mayor de de mi abuela, y durante mis primeros años viví en su casa reinando como el primer y único bebe de la familia entonces. Me crié identificando la figura materna no solo en mi mamá y mi abuela por supuesto, sino también en mis tías Vilma y Elena.Pero tantas figuras maternas a mi alrededor nunca me confundieron. Con escasos dos o cuatro años yo tenia claro que Tiz era mi madre, y me reservaba ciertas roles de crianza que por ningún motivo aceptaba que fueran atendidas por alguien diferente a Tiz, como peinarme o darme el tetero, entre muchas otras.
Y si un niño en mi tierra puede ser "hijo" de varias madres, por supuesto que una madre también puede tener muchos "hijos de paso". Mis propias tías y madre tuvieron cierto entrenamiento antes de mi llegada a este mundo. No era raro que muchos niños de la cuadra pasaran por sus brazos y recibieran "atención materna" de ellas, por unas horas o por una tarde. Fue y ha sido así antes y después de mi nacimiento. En el caso de mi madre, ella tiene y proyecta una figura maternal tal que no es difícil que algún niño le llame mamá después de algunas horas de conocerla. Son esas las madres de mi tierra, como Mariana, Elena, Vilma y Beatriz, que no solo tienen suficiente amor para sus hijos, sino que esta dispuestas a compartirlo con otros, a cuidar el hijo del vecino, a criar el sobrino, el nieto, o hasta darle el seno al hijo ajeno.
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